Nadie se quiere enterar
El problema no está sólo en el error médico, sino en que la Secretaría de Salud de Sinaloa no tenía conocimiento del caso.
Un interno del Penal de Aguaruto llegó al Hospital General de Culiacán con pegamento en los ojos, pero nadie lo atendió ni se reportó el incidente al titular de la dependencia.
Esa falta de comunicación refleja una ceguera institucional preocupante.
El Secretario de Salud, Cuitláhuac González Galindo, reconoció que desconocía los hechos, ocurridos en enero, y que probablemente estén bajo seguimiento de Derechos Humanos.
Mientras tanto, la víctima fue trasladada a otro hospital, evidenciando que el sistema falló en la atención inmediata.
Aunque la dependencia asegura estar enfocada en mejorar la atención médica en los penales y en la infraestructura hospitalaria, la denuncia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos revela que, en la práctica, los protocolos no funcionan y los derechos de los internos pueden quedar desprotegidos.
Este caso muestra que no basta con buenas intenciones ni promesas de apoyo: sin mecanismos de reporte efectivos y supervisión real, los errores se vuelven invisibles y las víctimas quedan a merced de un sistema que, en teoría, debería cuidarlas.
Ajustes al Plan Sinaloa
Finjamos sorpresa con que el Gobierno del Estado trae un revoltijo más confuso que adivinanza de Cantinflas, con el famoso crédito millonario que tramitó en enero para sacar adelante obra pública.
Ya había anticipado el Gobernador Rubén Rocha Moya que buscarían reajustar el famoso “Plan Sinaloa” por un tema del nuevo [otro nuevo] malecón que se construye en Culiacán, pero viendo los detalles de esa propuesta, se le tuerce el rabo a la cochi.
Ayer, el Congreso del Estado dio primera lectura a la propuesta del Gobierno, en la que básicamente recula, corrige y rediseña 9 de 36 obras, que equivale a una cuarta parte de todo ese paquete previsto.
Resulta que proyectos como el Centro de Convenciones de Culiacán, que desde un principio se cuestionó su utilidad y urgencia para construir, el Estado determinó que efectivamente no es un proyecto de extrema urgencia para la sociedad culiacanense. Desde acá aplaudimos esa decisión, más vale corregir aunque parezca tarde pero corregir al fin.
A eso le sumamos el relleno sanitario que se prometió y presumió para Mazatlán, con inversión de 100 millones de pesos, que finalmente no se llevará a cabo este año y que ese sí se antoja más necesario.
Cuando el Gobernador presentó en enero este “Plan de Reactivación Económica”, ya había dudas de que realmente todas las obras fueran necesarias e indispensables, y estos ajustes confirman esas sospechas de cierta manera.
Y con todo esto sacamos nuevamente a colación lo desarinado que se ha mostrado el Estado a la hora de presupuestar y planear ciertos trabajos de obra pública, porque a la hora de la hora terminan pagando de más, o andan pidiendo extensiones de presupuesto. No lo decimos porque se nos antoje, hace no mucho aquí en Noroeste les presentamos una investigación de cómo, a punta de convenios modificatorios o “extras”, la Secretaría de Obras Públicas pagó casi 100 millones de pesos que inicialmente no estaban previstos en distintos trabajos.
Una cosa es que de repente les salgan gastos extraordinarios que eleven en algunos miles de pesos los costos de obras, pero otra muy distinta es que den volantazos dignos de chofer de transporte público.
Pero bueno, ojalá así como han empezado a corregir con proyectos a todas luces anticlimáticos como el centro de convenciones de Culiacán, se reasigne dinero en serio en el próximo presupuesto a temas de seguridad como el C5, los semáforos, la contratación y prestaciones de policías y ministerios públicos y un largo etcétera; eso sí sería urgente y prioritario tras más de un año de guerra.
La advertencia de ‘El Diablo’ Higuera
Alejandro “El Diablo” Higuera, el tres veces Alcalde de Mazatlán y hoy Subsecretario de la Industria de Reuniones de la Secretaría de Turismo de Sinaloa, no se anda con rodeos, y entre broma y broma le lanzó una advertencia a su jefa inmediata.
Y es que la mañana de ayer, la Secretaria de Turismo de Sinaloa, Mireya Sosa Osuna, llegó con más de 15 minutos de retraso al desayuno en el Centro de Convenciones con medios y meeting planners que van a apoyar a Mazatlán con promoción positiva para revertir el desprestigio del destino por las desapariciones forzadas que se acumulan.
Ahí, “El Diablo” Higuera lanzó dizque una broma a Mireya Sosa, advirtiéndole de la reunión de Gabinete convocada por el Gobernador Rubén Rocha Moya, en Culiacán.
“Aguas, trae la mano caliente el jefe”, le dijo Higuera a Mireya, cuando la titular de Sectur Sinaloa le dijo que andaba corriendo porque tenía que estar con el resto de funcionarios sin falta alguna.
Hasta ahí la travesura de “El Diablo”, que de inocente no tiene nada.
Nada de fanfarrias ni albricias
Ayer martes se realizó en Ahome el primer informe de gobierno de Antonio Menéndez de Llano Bermúdez por primera vez como Presidente Municipal y luego de haber sustituido a Gerardo Vargas en el cargo.
Ya saben, fanfarrias, trajes sastres y de noche, invitados especiales desfilando en alfombra roja, un lugar elegante y formal y de más albricias y actitud de plácemes.
Como les enseñó el Partido Revolucionario Institucional, del que aprendió el Partido Acción Nacional y que ahora Morena no lo puede olvidar.
Pero en Culiacán, en este año y con todo su pesar, el Alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil anunció, o más bien su equipo, que el Informe lo brindará hoy, pero sin fanfarrias ni más alboroto que el tráfico de la avenida Álvaro Obregón y en el apretujado salón de Cabildo del Palacio Municipal.
No sabemos a ciencia cierta si la decisión está tomada con la conciencia de entender que el horno no está para bollos, que a diario hay culiacanenses en luto, que no hay mucho para festejar y que lo mejor es actuar con sobriedad y madurez.
O si está tomada desde el tercer piso de Palacio de Gobierno, para evitar pues el desgaste del protagonista, los invitados y del propio Gobernador Rubén Rocha Moya.
Esta vez tenemos que decir que coincidimos y estamos de acuerdo con esta decisión, pues vale más que la gente vea que desde el Gobierno de Culiacán sí importan las formas y que entendemos que hay una crisis y no es tiempo de ningún festejo.
O cómo dijera Nino Canún, ¿usted qué opina?