"¿Culiacán ya volvió a la normalidad? Las calles dicen otra cosa"

CULIACÁN._ Luego de las balaceras que se suscitaron el jueves en Culiacán, más allá del mensaje del Gobernador Quirino Ordaz Coppel, quien señaló que la ciudad está volviendo a la normalidad, al parecer esto no ha sido así, dado que la actividad en el Centro es nula, son muy pocos los negocios que están abiertos.

Diego Castro Blanco, presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios de Turismo de Culiacán, indicó que de acuerdo con el primer reporte de la intercamaral, solamente estaban abiertos el 15 por ciento de los negocios en la capital del estado.

El jueves en entrevista con el comunicador Ciro Gómez Leyva y este viernes en la conferencia matutina del gabinete de Seguridad, Ordaz Coppel afirmó que todo estaba volviendo a la normalidad, sin embargo, en estos momentos, hora en la que se acostumbra ver a mucha ciudadanía en las calles, el Centro de la ciudad luce con pocos transeúntes.

El Gobernador del Estado declaró ante los medios que fue un acierto haber suspendido las clases ambos días en Culiacán, ya que fue algo que favoreció la seguridad de los ciudadanos.

Sin embargo, la vida en Culiacán está lejos de la normalidad. Empresas importantes como Coppel dieron el día libre a sus empleados, debido a la incertidumbre que dejaron los enfrentamientos del jueves.

El Culiacán solidario, el que va más allá de las balas

Muchos ciudadanos quedaron varados fuera de sus casas, ya sea en tiendas departamentales o en viviendas ajenas, debido a que mucha gente se solidarizó con quienes corrían peligro en las calles y les abrieron las puertas de sus hogares.

En lo que compete al transporte público, tampoco este se está prestando de manera regular, no todas las rutas de camiones están funcionando, de hecho, hasta hace algunas horas, el Ayuntamiento de Culiacán estaba removiendo los autos calcinados derivado de los enfrentamientos.

También algunos de los bancos de la ciudad están cerrados, lo que genera que la actividad financiera sea poca.

Y sobre las calles de Culiacán, los restos de la violencia