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"Juegos Florales de la 4T olvidan las bellas artes en el Carnaval, una tradición en Mazatlán"

"El cronista de Mazatlán, Enrique Vega Ayala, habla de una tradición casi centenaria que se diluye en las nuevas ediciones del Carnaval"

MAZATLÁN._ Hay un elemento que ha hecho la diferencia entre el Carnaval de Mazatlán y el resto de los carnavales de México, su parte dedicada a las bellas artes, encabezada por su propia reina que engalana los Juegos Florales.

Alejados de la fiesta de la carne, los Juegos Florales le han dado un brillo único a la fiesta grande de los mazatlecos durante casi 100 años, pero en la actual administración municipal, esa parte dedicada a las bellas artes ha comenzado a perder su brillo, al presentar espectáculos que no cumplen con una exigencia artística.

El año pasado, la coronación de los Juegos Florales tuvo como artista principal al grupo Los Ángeles Azules, dedicado a la música de cumbia, que terminó ahogando el sonido de una orquesta sinfónica, encargada de darle al evento el tono de bellas artes.

Los directores de orquestas sinfónicas consideran que una sola guitarra o teclado eléctrico con un amplificador son suficientes para tapar el sonido de una filarmónica, que define la riqueza de sus sonidos, por los matices del conjunto de instrumentos, solistas, cuerpo de violines o cuerdas que dominan las partituras de música de concierto.

 

Historia artística

Enrique Vega Ayala, cronista de Mazatlán, señaló que desde 1928, el espectáculo de Juegos Florales se enlazó con las Bellas Artes, porque el objetivo es crear un marco de alta cultura para la entrega del premio de poesía, que es sinónimo de Juegos Florales, nombre que se acuñó para estos certámenes en la Edad Media.

“Desde que se fundaron los Juegos Florales, el certamen de poesía en Mazatlán, el año de 1928, la entrega del galardón y el espectáculo se realizaron en espacios cerrados. A partir de 1992, la entrega del premio al poeta laureado se trasladó al Estadio Teodoro Mariscal, se hizo para terminar con el estigma, que en ese momento existía, de que las bellas artes eran un asunto serio y aburrido y para un público selecto”, dijo.

“Siempre se armaron programas donde la ópera, la zarzuela, la danza contemporánea, el ballet y la música clásica se convirtieron en un espectáculo para las masas, el problema es cuando se pierde la calidad de bellas artes en los elementos artísticos que participan; si no se cuida ese aspecto se pierde el propósito original de crear un espectáculo para involucrar a un gran número de personas con la alta cultura”.

 

Casi un siglo

El cronista de la ciudad recuerda cómo un pequeño grupo de intelectuales mazatlecos le dio cauce a las inquietudes de los grupos artísticos locales, para recuperar los montajes de óperas y zarzuelas, obras de teatro que en el Siglo 19 se montaban en el puerto.

“Entre los miembros de este grupo de intelectuales estaban el pintor de renombre nacional y carrocista de alegorías carnavaleras, Faustino García Cuevas; la poeta Elena Vázquez de Somellera, el escultor y también carrocista Pedro Gallo, el intelectual Miguel Valadés, entre otros”, recordó.

“Ellos se agruparon en una sociedad y buscaron con sus relaciones con los artistas locales, como el director de coros y orquestas Francisco Martínez Cabrera y el también músico, profesor Gallardo, aprovechar el espacio de la fiesta del Carnaval para que el evento tuviera más resonancia popular. En 1928 organizaron una fiesta cultural el viernes antes del Carnaval, su invitada especial fue la Reina del Carnaval”.

Reveló que esencialmente era un evento cultural en donde se leían versos, organizaban recitales de poesía, aderezados con conciertos de música clásica en los que participaba la orquesta de Francisco Martínez Cabrera, se cantaba ópera, todo el programa artístico estaba relacionado con las bellas artes.

“La celebración de los primeros Juegos Florales inició en 1925, en 1928 se integró a las celebraciones de Carnaval, el viernes antes del sábado de la quema del Mal Humor, se decidió así porque la gran fiesta porteña convocaba a muchas personas y querían aprovechar esa plataforma popular”, compartió.

La celebración de Juegos Florales se organizó intermitentemente, explicó, no hubo premiación ni espectáculo todos los años seguidos entre 1928 y 1937 y ese año, la candidata al reinado del Carnaval con la que simpatizaban los intelectuales se llamaba Anita Alatorre, que después fue esposa de Tomás de Rueda.

“Ella quedó en segundo lugar y fue cuando este grupo decidió crear la corona de los Juegos Florales para la candidata que ocupara la segunda posición en la contienda por la corona, de esa manera se implantó definitivamente esta celebración de la poesía y las bellas artes en el Carnaval de Mazatlán”.

El ex director del Archivo Municipal contó que la fiesta de los Juegos Florales era muy formal hasta los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado, había dos momentos importantes.

“El discurso de un mantenedor que versaba sobre poesía, era una elegía sobre un tema literario, vinieron mantenedores de la talla de Salvador Novo y otros intelectuales que le dieron, a partir de los años 40, un carácter de alta cultura de nivel nacional, una característica que identificaba a los Juegos Florales”.

El segundo momento era la presentación de un ballet, un cantante de ópera, un pianista o fragmentos de obras de teatro, recordó.

 

Las bellas artes

Además de acercar a la población al conocimiento y disfrute de las bellas artes, los Juegos Florales permitieron la inclusión de los grandes artistas a la fiesta del pueblo.

“Nació como un evento de alta cultura, esa connotación se la dieron los intelectuales de Mazatlán, ellos involucraron a los grupos sociales de beneficencia establecidos como el Club Rotario, la Sociedad Mexicana de Cultura, estas agrupaciones crearon el puente entre los intelectuales nacionales y la fiesta cultural porteña”, mencionó Vega Ayala.

El cronista relata que desde el principio, el certamen poético de los Juegos Florales fue de nivel regional y nacional, y desde el principio fue dotado de un estímulo económico que lo hizo atractivo para los escritores, en un momento en que no había becas en México y que después empezaron a proliferar.

 

Lo más selecto

El autor del libro de historia ¡Ay, mi Mazatlán! comentó que el poema ganador se publicaba en medios de comunicación nacionales y a los espectáculos que se organizaban, durante la entrega del galardón y coronación de la Reina de los Juegos Florales, venía lo más granado de los artistas nacionales.

“En los años 50 del siglo pasado vinieron las dos cantantes de ópera más sobresalientes de esa década, Ernestina Garfias e Irma González, la leyenda de la danza clásica de México, Laura Urdapilleta, y la Compañía Ballet Clásico de México, que con el tiempo se convertiría en Compañía Nacional de Danza, participaron en la celebración carnavalera de Mazatlán”.

Laura Urdapilleta, estrella de ballet de México.

De esa manera, por lo menos una vez al año, las estrellas de las bellas artes en México se presentaban en Mazatlán, hubo pianistas, solistas de ópera, orquestas sinfónicas, incluso Antonio Haas montó un espectáculo teatral que recreó una fiesta de Juegos Florales de la Edad Media, durante el reinado de Loreto de Rueda, y en los años 70 se presentó Pilar Rioja en el puerto, bailarina de danza clásica española. 

La soprano Irma González.

 

Premio de Literatura

El cronista de la ciudad mencionó que en los años 70, los lectores a nivel nacional buscaban otro tipo de poesía, el verso medido estaba cediendo su lugar en la preferencia por el verso libre.

“Por eso Antonio Haas le tuerce el cuello al cisne de la poesía y crea el Premio Mazatlán de Literatura en 1965, ese año no hubo certamen poético, ante la protesta de los escritores e intelectuales del puerto que estuvieron solicitando que regresara el galardón para los poemas”, dijo.

“En 1972, cuando Carlos Fuentes renuncia al Premio Mazatlán de Literatura por la represión que sufrieron los estudiantes de la UAS, la salida más lógica fue que regresara el premio de poesía y además se escucharon las voces de los intelectuales locales que pedían que volviera”.

Así, en 1973 regresó el certamen de poesía que es el que le da nombre a los Juegos Florales, dedicado a Clemencia Isaura.

“En 1975, Raúl Rico se hizo cargo, por primera vez, de la organización de los Juegos Florales, Antonio Haas era el director artístico y Rico fue el productor, renovando la propuesta artística del espectáculo, le dio homogeneidad temática y las producciones se hicieron más complejas, en ese tiempo a la organización se le llamaba Comité de Juegos Florales”.

A la propuesta de Rico se integró Enrique Patrón de Rueda, en los años 80, sumándose a la organización de los Juegos Florales.

Finalmente, Vega Ayala asegura que la suma de Antonio Haas, Raúl Rico y Patrón de Rueda modernizaron los Juegos Florales, gracias a su formación intelectual.

 

Arte en el Carnaval

Enrique Vega Ayala describe el gran nivel artístico que alcanzaron y mantuvieron los Juegos Florales durante décadas.

“En esta nueva etapa se contrataron a grupos artísticos de Nueva York, a la Compañía Nacional de Danza, a los mejores cantantes de ópera. El programa de Juegos Florales se concibió por naturaleza con los mejores representantes de las bellas artes de México y esa es la etiqueta que tienen los Juegos Florales”.

El cronista recuerda que los escritores y artistas hacían pasarela antes de entrar al Cine Zaragoza, para que la gente que no entraba al foro viera a las figuras artísticas de México.

Así lucía la ceremonia de los Juegos Flores celebrada en el Cine Zaragoza en 1971. 

 

El detonante de un festival

Pero los Juegos Florales no se quedaron en los cines y el teatro, en 1987 Enrique Patrón de Rueda decide presentar un concierto en la Plazuela República, que originalmente había presentado en el Cine Zaragoza.

“Fue un concierto con una sinfónica que acompañó a los cantantes de ópera jóvenes más destacados de México, el espectáculo lo vio el recién electo Gobernador de Sinaloa Francisco Labastida y su esposa, y le pidieron al maestro que hiciera eso para todo el Estado”, recordó Vega Ayala.

El esfuerzo de un grupo de artistas e intelectuales rápidamente cobró fuerza y comenzó a detonar diferentes aspectos de las bellas artes: pintura, música, teatro, ópera y danza, así nació el Festival Cultural de Sinaloa.

Vega Ayala señaló que los empresarios dedicados a la industria del turismo se dieron cuenta que un elemento diferenciador del destino turístico Mazatlán era la cultura y el Centro Histórico se convierte en el espacio cultural por excelencia.

“El Festival Cultural Sinaloa generó un movimiento cultural en Mazatlán, la población siempre ha participado con un sentido crítico de todo lo que pasa alrededor de los Juegos Florales”.

El clímax de los discursos del Premio Mazatlán de Literatura fue el discurso que ofreció Elena Poniatowska en 1991, cuando ganó con su libro Tinísima, el evento fue en el Estadio Teodoro Mariscal y un par de años después se decidió darle su espacio especial a ese evento y se creó La Velada de las Artes.

La escritora Elena Poniatowsca, al recibir en 1971 el Premio Mazatlán de Literatura.

 

La calidad en riesgo

Hoy, los Juegos Florales están alejados de la calidad artística de antaño y su espacio se ha convertido en sede de conciertos de cantantes populares.

“En este momento ya es necesario renovar los Juegos Florales para mantener la atención del público, no se ve claro por dónde va en este momento, ni siquiera se ve quién podrá hacer esa renovación, estamos en un impasse, no hay quién dé la cara formalmente para enfrentar el reto de hacer algo nuevo, darle un nuevo giro necesario”, explica Vega Ayala.

Los Juegos Florales fueron construidos a través de un siglo por un puñado de intelectuales que se fueron pasando la estafeta año con año y generación tras generación; sin embargo, una historia de calidad puede perderse fácilmente en un corto periodo de tiempo, solo hace falta perder el sentido de una gran fiesta.

“Los espectáculos de Juegos Florales no solamente están armados con artistas de nivel nacional e internacional, en la entrada de la Reina de Juegos Florales al foro del Estadio Teodoro Mariscal participan artistas locales que han enriquecido mucho la imagen de los Juegos Florales: Delfos, la Escuela Municipal de Danza Clásica, los coros Guillermo Sarabia y Ángela Peralta”.

El intelectual mazatleco dice que en el ámbito democrático hay una frase de José Goldemberg que se puede aplicar a la cultura.

“En materia de democracia es muy difícil avanzar un paso, pero es muy fácil retroceder, un error, un acto anormal, te manda dos, tres pasos atrás, y recuperar el camino es sumamente difícil”.

Los Juegos Florales pueden banalizarse fácilmente, cualquier cantante puede ocupar un espacio que estuvo dedicado a las bellas artes, el reto es mantener una calidad que acerque a las masas al arte y que al mismo tiempo le dé al Carnaval de Mazatlán esa distinción artística que difícilmente encontramos en otros carnavales.

 

Historia de los Juegos Florales de Mazatlán

1937 Ballet El pájaro azul, Teatro Rubio

1941 Orquesta Sinfónica interpretó Sansón y Dalila, obertura de Guillermo Tell

1943 Orquesta Sinfónica interpretó Sinfónica 3 de Franz Schubert

1944 Orquesta Sinfónica interpretó Goyescas de Granados

1952 Pianista Salvador Ochoa tocó Scherzo Mendelssohn y el tenor Nicolás Urrea interpretó Rigoleto de Leoncavallo

1955 Bellas Artes envió al Tenor Enrique Herrera y a la cantante María Luisa Carvajal, acompañados al piano por Magina Villar

1957 Bellas Artes envió al tenor Alejandro Algara

1960 Bellas Artes envió al tenor Salvador Novoa y la soprano Rosa Rimoch, quienes cantaron arias de Puccini, los acompañaron solistas del Ballet Clásico de México

1964 Recreación de Juegos Florales del Medioevo, dirección escénica de Antonio Haas

1965 Guillermina Bravo trajo al Ballet de Danza Moderna

1967 La soprano Ernestina Garfias, acompañada al piano por Héctor Ortega

1969 La soprano Ernestina Garfias y el tenor Arturo Nieto interpretaron escenas de las óperas La Traviata y Lucia de Lammermoor

1970 Ballet Independiente de Danza Moderna de Bellas Artes

1973 Cantares y poemas de América y España por Nati Mistral

1980 Música y erótica del barroco por Pilar Rioja

1981 Lorca que te quiero Lorca, espectáculo de Ofelia Guilmain

1982 Se presenta por primera vez en Juegos Florales de Mazatlán Enrique Patrón de Rueda, dirigiendo la Orquesta de Bellas Artes y a la soprano Margarita Higareda y la mezzosoprano Martha Félix

1985 Orquesta Sinfónica de la UANL, dirigida por Enrique Patrón, mezzosoprano Martha Félix y el tenor Rodolfo Ortega

1986 Gala de ballet de la Compañía Nacional de Danza

1987 Espectáculo Ópera Aída, Orquesta Sinfónica de Jalisco, dirigida por Enrique Patrón de Rueda, Coro de Bellas Artes María Luisa Tamez, Fernando de la Mora, Martha Félix (Nace el Festival Cultural Sinaloa gracias a este espectáculo)

1990 Espectáculo operístico Juego Mágico, dirigido por Juan Ibáñez y Enrique Patrón de Rueda

 

Sin Patrón de Rueda, esta edición 2020 de los Juegos Florales

 

La directora artística del Instituto de Cultura de Mazatlán, Zoila Fernández, dio a conocer que por causas personales, el director concertador mazatleco Enrique Patrón de Rueda no va a dirigir la orquesta que participará en el espectáculo de la coronación de Juegos Florales, el viernes 21 de febrero, en el Estadio Teodoro Mariscal, en su lugar estará Francisco Cedillo Blanco.

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