Asesinatos de menores en Sinaloa: la deuda de justicia en medio de la guerra del Cártel de Sinaloa
La violencia en Sinaloa ha cobrado una cuota de sangre que lacera; de enero al 28 de diciembre de 2025, 70 menores de edad han sido asesinados en la entidad. De acuerdo con el registro de notas periodísticas de Noroeste, la mayoría de las víctimas tenían entre 15 y 17 años, un sector poblacional atrapado en el fuego cruzado desde que se desató el conflicto entre facciones delictivas el pasado 9 de septiembre del 2024.
Nombres como Gael, Alexander, Regina, Danna Sofía, Alexa y Leidy se han convertido en símbolos de una tragedia que el Estado no ha logrado contener. El 19 de enero, los hermanos Gael, de 12 años, y Alexander, de 9, murieron por disparos mientras viajaban con su padre, quien también falleció, y su primo Adolfo, de 17, quien sobrevivió con heridas graves en el sector Los Ángeles.
Este crimen detonó un estallido social. Bajo la consigna “Con los niños no”, cientos de ciudadanos, maestros y familias tomaron la avenida principal de Culiacán y marcharon hasta el Palacio de Gobierno para denunciar la inoperancia de las estrategias de seguridad.
La geografía del dolor se extiende a Navolato. El 4 de marzo, Regina, de 14 años, murió tras cinco días de agonía en un hospital tras quedar atrapada en un tiroteo en Villa Juárez. Semanas más tarde, el 24 de marzo en Culiacán, Danna Sofía, de 12 años, perdió la vida tras un ataque a balazos contra el vehículo en el que se trasladaba por el bulevar Agricultores.
La letalidad también ha provenido de instituciones del Estado. El 6 de mayo, en la sierra de Badiraguato, Alexa y Leidy, de 7 y 11 años, murieron cuando elementos del Ejército Mexicano dispararon contra el automóvil familiar. Actualmente, seis militares enfrentan procesos en el fuero federal y militar por este doble homicidio.
La lista de víctimas no cesa. Apenas el 28 de diciembre, Diego, de 16 años, fue localizado sin vida en la colonia 4 de Marzo, con signos de violencia y las manos atadas. Su nombre se suma a los de Jesús Julián, Misael, Alan Ricardo, Jesús Adrián, Ángel, Joshua y Lionel Emiliano, adolescentes y niños que hoy forman parte de una estadística que refleja la vulnerabilidad y el alto riesgo que enfrentan los jóvenes en Sinaloa.