Mujeres y Madres de Acero, así son las Policías de la SSPyTM en Culiacán

CULIACÁN. Cada día se colocan el uniforme, ajustan la fornitura y salen a enfrentar una realidad que exige firmeza, temple y entrega. Pero detrás de esa figura decidida, hay madres que luchan por sus hijos con coraje y ternura, equilibrando la misión de servir con la más grande vocación: ser madre.

La valentía detrás del uniforme: Nayeli Rivera García, Policía Primero

Mamá, policía, licenciada en Criminalística, con una maestría en Seguridad Pública y actualmente estudiante de Derecho, Nayeli Rivera García ha forjado una trayectoria de 14 años dentro de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, alcanzando el grado de Policía Primero.

Hoy lidera el Escuadrón Red Púrpura, integrado por jóvenes recién incorporados a la corporación y responsables de vigilar los centros recreativos de la capital sinaloense. Su experiencia como madre le ha permitido entenderlos, guiarlos y ganarse un apodo que lleva con orgullo: “madre”.

“Realmente me ven como una figura materna porque son jóvenes. He platicado mucho con ellos, trato de aconsejarlos para que hagan las cosas bien y sirvan a la sociedad con vocación. Incluso muchos de ellos me dicen así: ‘Madre’”, cuenta Nayeli con una sonrisa.

Esa sonrisa, sin embargo, se atenúa al recordar los sacrificios que ha hecho como madre: festivales escolares, cumpleaños y graduaciones a los que no pudo asistir porque su deber era proteger a otros.

“Como mamá y policía hay que ser valiente. Hay que dejar a tus hijos para cuidar a los demás. Ahora, mis hijos entienden que no siempre estuve, pero valió la pena. Ahí están, formados como profesionales, gracias a mi trabajo, a mi esfuerzo. No queda más que seguir adelante, porque esto nos gusta, porque tenemos vocación.”

Como muchas de sus compañeras, Nayeli termina un turno en las filas de la policía y comienza otro, igual de exigente, en casa: el de ser madre.

Doble turno: madres que protegen dentro y fuera del hogar

Britzia Rubí Arellano Angulo y Marilyn Janet Martínez Rodríguez, agentes de Tránsito, forman una sólida dupla de mujeres comprometidas que día a día equilibran con valentía su labor como policías y su rol como madres.

Ambas integran la Unidad de Vialidad y Tránsito del Municipio. Britzia, con nueve años de servicio, y Marilyn, con cinco, combinan su vocación por la seguridad con la entrega que exige la maternidad. Terminan un turno en casa para comenzar otro a bordo de una patrulla, protegiendo a la ciudadanía.

Para Britzia, la maternidad llegó cuando ya formaba parte de la corporación, lo que representó un desafío. Entre turnos nocturnos y cuidados diarios, no se rindió. Hoy, su pequeño hijo de tres años ya reconoce el valor del uniforme que porta su madre.

“Al principio fue muy pesado: desvelarme toda la noche y levantarme temprano para ir a trabajar. Pero ahora él está creciendo y siento que admira mi trabajo. Reconoce a los policías y dice con orgullo que su mamá es una de ellos. Todo ha valido la pena”, comparte Britzia emocionada, reflejo del carácter de una madre que vela por su familia y su ciudad.

Marilyn, por su parte, ingresó a la academia siendo ya mamá. Consciente del sacrificio que implicaba la carrera, y con el apoyo incondicional de su madre, dejó a sus tres hijos al cuidado de ella para iniciar su formación.

Hoy, como agente de Tránsito, reconoce que la experiencia materna ha sido clave en su labor cotidiana. Desde intervenir en accidentes hasta guiar a escolares en los cruces, su sensibilidad le permite establecer un trato más empático y cercano.

“Ser mamá te da más experiencia y tacto para tratar con personas de todas las edades, desde niños hasta adultos. No es una limitante, al contrario, me ha facilitado mi labor de protección”, afirma con convicción.

Las mujeres que integran las filas de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán son prueba viviente de que maternidad y servicio público no están reñidos. Son ejemplos de coraje y vocación: madres que trabajan en doble turno para cuidar lo más valioso, la vida.