En la proximidad de las vacaciones, conviene reflexionar cómo aprovechar este tiempo de la manera más conveniente. Es cierto que salir de nuestra cotidianidad es placentero y relajante; sin embargo, en ocasiones nos trasladamos a sitios demasiado concurridos en los que, más que descansar, perseguimos el ruido, el bullicio y las multitudes.
Corresponde a cada quien decidir qué hacer, al igual que cómo, dónde, cuándo, con quién, por qué y para qué. Sin embargo, permítanos sugerirle que, aunque visite otro lugar o país, y que vaya muy bien acompañado de su familia, amigos y otras personas idóneas, no deje de llevar también la compañía de un buen libro.
El periodista, escritor y ensayista italiano, Tiziano Terzani, quien fue un gran viajero humanista, indicó: “Descubrí muy pronto que los mejores compañeros de viaje son los libros: hablan cuando lo necesitas, callan cuando quieres silencio. Hacen compañía sin ser intrusivos. Dan mucho, sin pedir nada”.
Winston Churchill recomendó hacerse amigo de los libros: “Si no puedes leer todos tus libros, al menos, por así decirlo, acarícialos. Escudríñalos, deja que se abran donde quieran, lee desde la primera oración que llame la atención, vuelve a colocarlos en los estantes con tus propias manos, organízalos según su propio plan de modo que, si no sabes lo que hay en ellos, al menos sepas dónde están. Déjalos ser tus amigos”.
Al hablar de los libros de Unamuno, María Zambrano, expresó: “Sus mejores libros tienen su origen en una feliz «ocurrencia», en un instante privilegiado, éxtasis que llega mientras pasea en el bosque o descansa junto al camino. Es la soledad de un corazón que de pronto se hace sonora y, embriagado de felicidad, corre a cantarla ante todos los hombres, gozoso de su ventura”.
¿Gozo la compañía de los libros?
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