El Gobernador que necesita Sinaloa
Reconstruir puentes con CESP e IP
Sin ser cosa menor la malaventura de gobernar a Sinaloa en el contexto de la gran ruptura en el cártel local del narcotráfico, infortunio que haría mella hasta en el más cuerudo de los políticos, de cualquier forma al Gobernador Rubén Rocha Moya le corresponde sostener la entereza propia del capitán que intenta y logra salvar del naufragio al barco por más fuerte que sea la tempestad, lo cual hará posible sólo manteniendo unida a la tripulación y respetándole el rol que juega cada uno.
Tiene derecho a exasperarse, como cualquier otro ser humano, pero tal canonjía le está prohibida cuando existe el riesgo de que la crispación lo muestre virando el timón bruscamente poniendo en mayor riesgo el navío, en vez de estabilizarlo. Inclusive en el mar bravo que ahora agita a Sinaloa los ciudadanos esperan de él la indispensable serenidad del estadista.
En La Semanera del martes 11 de noviembre, Rocha Moya abordó inadecuadamente la propuesta que realiza el empresario Alberto Coppel Luken para que el presupuesto estatal, o la mezcla de recursos locales y federales, registre incrementos en lo concerniente a seguridad pública, respaldado en tal planteamiento por el coordinador general del Consejo Estatal de Seguridad Pública, Miguel Calderón Quevedo.
Todo derivó de una reunión a la cual invitó Alberto Coppel, el 5 de noviembre, para palpar en los medios de comunicación el balance que hacen de la violencia exacerbada que estalló el 9 de septiembre de 2024, y la disposición de estos a crear contenidos que desde la ponderación de lo positivo y sin ocultar la realidad coadyuven a la construcción de paz positiva. El empresario impulsa esfuerzos en ese sentido con iniciativas como Construyendo Paz y Tus Buenas Noticias.
Después de lograr algunos acuerdos en dicho propósito, y con buen ánimo los medios para promover acciones que coadyuven a reponer la tranquilidad y legalidad en Sinaloa, algunos asistentes fieles a su naturaleza de reporteros hicieron preguntas y obtuvieron respuestas, transmutando aquello a conferencia de prensa. Tanto Coppel Luken como Calderón Quevedo le apostaron a la coordinación entre sociedad y Gobierno para salir adelante uniendo tenacidades para pacificar.
Miguel Calderón acudió a la reunión como otro invitado, pero las preguntas de los reporteros le fueron dirigidas como coordinador del CESP. Alberto Coppel, director General del Grupo GC1, cuidó los términos al circunscribirlos a acercamientos sostenidos con otros sectores e instituciones, inclusive el Congreso del Estado, en lo que respecta a más presupuesto gubernamental para mejor seguridad pública.
Sorprendió la forma en que reaccionó el Gobernador frente a un asunto que bien pudo abordar de distinta manera. No le dio a Miguel Calderón ni al CESP el trato que le corresponde desde la función autónoma como factor bisagra entre el Ejecutivo y la sociedad para articular políticas públicas en seguridad pública, ni le extendió la mano amigable a Alberto Coppel cuyo grano de arena en la construcción de paz resulta nada despreciable.
Independientemente del tema de la llamada narcoguerra que pesa bastante sobre quien tiene la responsabilidad de proteger a los sinaloenses, Rocha debió ir más tranquilo a la habitual conferencia de prensa, pues dos días antes había atestiguado la etapa Mazatlán del Tour de Francia con el encomiable ánimo de los ciudadanos para regresar a los espacios públicos, retomar la coexistencia, en esa estampa reconfortante que le vuelve la vida a la Perla del Pacífico.
El Gobernador no es novato en la labor de generar consensos en torno a causas socialmente trascendentes. Así lo ha hecho como Diputado local, luchador social en el caso Tultita, dirigente sindical, Rector de la UAS y Senador de la República. Ese Rocha que aglutina, que escucha e incluye, que va codo a codo con la sociedad, le es imprescindible a Sinaloa para saltar este enorme e insondable bache que es la narcoviolencia.
Y los asesores de Rocha debieran acercarle los más posibles elementos de contexto para que profundice y decida sobre realidades que, por supuesto, son muy fáciles de tergiversar cuando el entorno está enredado por la atroz acometida del crimen organizado que afecta a todo y a todos. Las decisiones que deba tomar el Mandatario estatal con relación a la crisis de la seguridad pública necesitan del soporte de la ecuanimidad que impide derrapar en ese terreno que resulta resbaladizo tanto para las autoridades y la población.
Gobernador, la popa y la proa,
Del barco notifican el presagio,
De que iremos todos al naufragio,
Por no remar juntos en Sinaloa.
A pesar de la corta curva del aprendizaje político, la Secretaria General de Gobierno, Yeraldine Bonilla Valverde, logró sortear aunque brevemente la extrañeza de periodistas y público intrigados por la inasistencia el lunes del Gobernador a la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Culiacán, un evento al que se le puso todo el empeño para que luciera como propuesta de paz instrumentada por el Mandatario estatal y el Alcalde Juan de Dios Gámez. La funcionaria justificó que Rubén Rocha no acudió porque se encontraba trabajando en el próximo presupuesto para Sinaloa y horas después el jefe del Ejecutivo aclaró que su visita a la Ciudad de México fue de otra índole. ¿Es apego a la promesa cuatroteísta de no mentir o es señal de descoordinación producto de los recientes reacomodos del Gabinete rochista?