‘El saldo en pobreza y marginación contrasta con el enriquecimiento de una minoría que monopolizó la economía en su beneficio, obteniendo grandes ganancias. Más de 40 millones de mexicanos en el umbral de pobreza y cinco supermillonarios en la lista Forbes es el saldo que ilustra de manera palmaria cómo fue esa economía privatizadora o neoliberal’.

    La sociedad se muestra optimista y de buen ánimo, pues percibe en el panorama político un promisorio futuro, por medio de los cambios que el actual régimen ha venido impulsando a favor de un Estado de bienestar, que la libere de las penurias padecidas en el pasado régimen neoliberal que ignoraba sus necesidades de empleo, salud y educación. El cambio de rumbo busca que los millones de mexicanos arrojados a la abismal pobreza salgan de esa penosa situación.

    Es digno de encomio la prioridad del actual gobierno por ayudar a los sectores más desprotegidos, buscando resolver sus necesidades básicas y, por esa vía, liberarlos de su ancestral atraso y puedan acceder a un mundo mejor. El saldo en pobreza y marginación contrasta con el enriquecimiento de una minoría que monopolizó la economía en su beneficio, obteniendo grandes ganancias. Más de 40 millones de mexicanos en el umbral de pobreza y cinco supermillonarios en la lista Forbes es el saldo que ilustra de manera palmaria cómo fue esa economía privatizadora o neoliberal.

    En 2018, afortunadamente, el electorado mexicano puso fin a tres décadas de gobiernos insensibles y clasistas, que protegían exclusivamente a las minorías de privilegiados, que usufructuaron en su propio beneficio los frutos de los bienes de la nación, mientras la mayoría del pueblo era abandonada a que se rascara con sus propias uñas.

    Esa situación de los descamisados dio un cambio estruendoso en el 2018, que inicia un nuevo rumbo en la economía, buscando reparar los daños causados y construir un Estado de bienestar, poniendo en el centro de esta nueva política a los más pobres. Y no se trata, como hacían los demagogos gobiernos prianistas, de poses demagógicas, sino de hechos concretos y tangibles. Programas como la pensión a los adultos mayores, o Sembrando Vida, o el servicio médico gratuito para todos los mexicanos (incluyendo la vacunación universal contra el Covid 19, la gran epidemia global que aún nos asola) son testimonios de que en México soplan nuevos vientos de bienestar para el pueblo.

    Con el presente régimen las cosas están cambiando radicalmente, el País se halla encausado por el camino del progreso, en esa línea se trabaja con mucha premura para consolidar una nueva realidad política y económica en el ambiente nacional, se cuenta con inmejorables condiciones para lograrlo y dar ese salto cuantitativo, colocando al país en otra dimensión de acuerdo con sus potencialidades.

    Desde el principio del presente régimen se empezó a percibir un cambio verdadero. Sorprende la rapidez con que se ha atacado algo tan arraigado como la corrupción, la cual se había extendido, como una plaga indestructible, con tentáculos inconcebibles y difíciles de imaginar, en todos los ámbitos de la sociedad. Junto al enriquecimiento de una minoría rapaz, allí estaba la corrupción, infiltrada como yedra; se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que en algunos rubros funcionaba como algo natural sin que ya nadie se extrañara de su crecimiento.

    Después de tres intensos años de su combate frontal el saldo es positivo. Su combate ha propiciado que funcionarios de primer nivel sean enjuiciados y se les exija que devuelvan lo robado a la Nación. Podemos afirmar, de acuerdo con datos disponibles, que tapar el caño sin fondo de la corrupción le ha permitido al gobierno realizar un vasto número de programas sociales y obras monumentales en todo el territorio nacional, como nunca se había visto. Y esto sin endeudar al País como era la constante en el pasado.

    Eso está a la vista de los ciudadanos, no puede negarse, solo la Oposición a ultranza, con una sarta de infundios, esparce, como confeti de feria, sus críticas sin ton ni son; pero éstas para nada inciden en la ciudadanía, que ve la realidad objetiva y el enorme esfuerzo que realiza el Presidente por sacar adelante a un país al que la derecha dejó devastado, sobre todo por su desatención de la agenda ciudadana.

    La obra material, social y política, construida en el presente sexenio de gobierno, ha sentado las bases para el despegue del País. Lo que prevemos no parte de buenos deseos sino de una realidad objetiva, nos basamos en las potencialidades naturales y económicas de nuestro País.

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