La elección judicial
El domingo fueron las elecciones para elegir a algunos integrantes del Poder Judicial de la Federación, desde ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, magistrados para el Tribunal de Disciplina Judicial, Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito, entre otros puestos.
Después de mucho pensarlo decidí ir a votar. La experiencia es que hubo muy pero muy poca participación ciudadana, lo que por sí solo revela el fracaso de este “experimento” y a eso hay que sumarle que era complicado votar porque había que elegir no sólo números de los candidatos sino también colores.
En las boletas vi perfiles de todo tipo, buenos (muy pocos) y malos o desconocidos (la gran mayoría). Desde actuales integrantes del Poder Judicial de la Federación hasta jubilados, litigantes y académicos.
Muchos de ellos totalmente desconocidos para mí, y eso que estoy litigando desde 1983, así que imagínese usted si realmente los conocerían los ciudadanos que nunca se han acercado al mundo de los tribunales.
También vi a algunos ciudadanos votando, utilizando acordeones para saber cómo y por quién votar obtenidos de buena o de mala fe, es decir, algunos sí hicieron su investigación sobre los candidatos y para no olvidar por quien habían decidido votar elaboraron sus acordeones, pero otros simplemente llevaban los acordeones que estuvieron repartiendo por ahí.
Dentro de los candidatos aparecían los nombres de personajes totalmente ineptos para los puestos por los que competían.
Algunos de ellos, trabajando en el Poder Judicial de la Federación reprobaron hasta cinco veces los exámenes de oposición que se hacían para poder obtener el puesto de Juez de Distrito.
En fin, mi experiencia fue que esta elección fue un rotundo fracaso por la baja participación ciudadana y que la gran mayoría de la gente no sabía ni por quién votar ni cómo votar por lo complicado de las boletas.
A pesar de que el fracaso estaba anunciado, por temas políticos se decidió llevarla a cabo incluso contra decisiones judiciales que la suspendieron. Nada más negativo para el País que gobernar con base en el rencor y la venganza.
