Sacrificar a ‘Alito’ para rescatar al PRI
Sinaloa se rebela contra el líder infame

OBSERVATORIO
    Al menos los ex gobernadores Jesús Aguilar Padilla, Francisco Labastida Ochoa, Juan Millán Lizárraga y Quirino Ordaz Coppel coinciden en que el “Pritanic” sí puede salir a flote si quien lo encabeza actualmente suelta las amarras que con alambre de púas sujetan a la nave tricolor a los caprichos de un solo hombre, de su club de aliados cada vez más disminuido y de un proyecto político personalísimo e irrealizable. Únicamente tirando ese lastre que significa “Alito” es posible evitar que la embarcación se vaya a pique.

    Además de las voces críticas que en el País entero se manifestarán a favor de que Alejandro Moreno Cárdenas deje la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional como condición indispensable para que el PRI se renueve sin el acompañamiento tóxico de su actual líder, en varios estados se fragua la estrategia y el activismo que pretenden reconstruir el priismo desde lo local sin la intromisión de “Alito” y la nube negra del desprestigio que lo escolta. En Sinaloa, por ejemplo, crece el consenso en torno a rebelarse a ese control nacional e intentar que aquí el ave tricolor renazca desde las cenizas.

    A lo largo y ancho de México cobra forma la idea unánime de que el salvamento del Revolucionario Institucional debe ocurrir sin Moreno Cárdenas o a pesar de él, con el fin de replantear al partido y evitar hasta el riesgo de que se desbarate la alianza con las siglas de Acción Nacional y De la Revolución Democrática, e inclusive la posibilidad de sumar a Movimiento Ciudadano, todo por el temor a ser salpicados por los escándalos en que se ve inmiscuido el dirigente priista.

    Los baños de lodo que ha recibido dificultan la operación que bien podría llamarse “cuervo blanco”, consistente en que Moreno Cárdenas se deshaga de los moretones causados por la campaña orquestada en su contra desde Palacio Nacional, no obstante que la reputación de él pasa hoy a último término cuando la emergencia consiste en salvar al PRI en vías de extinción porque las derrotas comiciales y las venganzas internas casi borran al partido del mapa electoral.

    En dicho plan cosmético para quitarle la imagen de pájaro de mal agüero y disfrazarlo de blanca paloma, el presidente del CEN del PRI se está quedando solo en la terquedad por permanecer en el timón priista el tiempo necesario que le permita definir las candidaturas de los cargos de elección popular que estarán en disputa el 2 de junio de 2024, atribución arbitraria que orquestó en la reforma estatutaria de agosto de 2020. Pero en efecto inverso entidades como Sinaloa, Sonora, Tabasco y Campeche, así como regiones integradas a la corriente crítica que impulsa la refundación, ex dirigentes del partido y ex gobernadores se agrupan en el desespero por clausurar la era “Alito”.

    ¿Cómo sería en Sinaloa esta maniobra para fortalecer al PRI estatal sin que la purulencia que brota en lo nacional eche a perder lo local? La receta está en el involucramiento en esta tarea de la sangre joven y logrando que las figuras emblemáticas aporten la experiencia y sabiduría al guiar a la nueva horneada de militantes en la labor de asistencia, casi de resurrección asistida, que reanime al instituto político.

    Al menos los ex gobernadores Jesús Aguilar Padilla, Francisco Labastida Ochoa, Juan Millán Lizárraga y Quirino Ordaz Coppel coinciden en que el “Pritanic” sí puede salir a flote si quien lo encabeza actualmente suelta las amarras que con alambre de púas sujetan a la nave tricolor a los caprichos de un solo hombre, de su club de aliados cada vez más disminuido y de un proyecto político personalísimo e irrealizable. Únicamente tirando ese lastre que significa “Alito” es posible evitar que la embarcación se vaya a pique.

    Pero también deben sanar las heridas que causaron en figuras políticas sinaloenses aquellas puñaladas traperas que asestó Moreno Cárdenas al tratar de imponer a sus serviles en las candidaturas asignadas para la votación de 2021. Por ejemplo, el tan golpeado Jesús Valdez Palazuelos, a quien le sacaron de la bolsa la postulación a Gobernador y desde entonces se arrinconó en la actitud de brazos caídos.

    Otro requisito en lo local es que cese también la testarudez de “Alito” por imponer al dirigente del PRI en Sinaloa en estos tiempos donde su horno no está para bollos. En el fallido primer intento quiso hacerlo atropellando a las bases priistas y no pudo; ahora implora que la estructura tricolor dé la cara en defensa de un estilo de conducción que cosecha lo que sembró: arrogancia, trasgresión estatutaria y confabulación para apoderarse del partido. Alejandro Moreno, habituado a llevar a la hoguera a correligionarios antagonistas, hoy suplica que vayan a salvarlo de la lumbre de desprestigio que lo incinera.

    Entonces la última voluntad de “Alito” al verse casi fuera del PRI es algo así como “si me quemo yo que se quemen también el partido y la militancia”. Continuar en el cargo le significa un blindaje ya no más la posibilidad de reinventar a la organización tricolor a la altura de las expectativas del voto en 2024. Difícil hacerlo entender que nadie se refiere a esas cenizas infectas cuando se habla de que el partido remonte desde las ruinas el vuelo como el Ave Fénix. Y en todo caso que demuestre el fervor que en tantas ocasiones le ha jurado al Revolucionario Institucional, sacrificándose él para que el partido sobreviva.

    Tendrán que obligarlo a que desista del chantaje en el cual obliga a que lo acepten a él como es, o si no rociará al PRI con la inmundicia que lo baña. Y resistir cada estado, como ya lo hace Sinaloa, hasta que el no unánime lleve a Moreno Cárdenas a recapacitar.

    Reverso

    Háganle saber a “Alito”,

    Que si lo siguen quemando así,

    No nomás él estará frito,

    Sino chamuscará también al PRI.

    La prudencia de Madrid

    El Coordinador del Grupo Parlamentario del PRI, Diputado Ricardo Madrid Pérez, hizo de lado cualquier diferencia que pudiera tener con el dirigente nacional de su partido, Alejandro Moreno Cárdenas, al exigir que prevalezcan criterios jurídicos y no políticos en las actuaciones penales que autoridades de Campeche enderezan contra “Alito”. Pudo haber dicho lo que López Obrador expresó sobre el mismo caso de “no es santo de mi devoción, pero el cateo es indigno”, sin embargo, Madrid acudió a la camaradería antes de hacer leña del árbol caído.

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