Lo cierto es que las medidas aplicadas por el Gobierno, en el terreno económico, han permitido la estabilidad monetaria y la contención de la inflación. Ante las evidencias, la Oposición, de manera taimada, sigue sin reconocer la realidad evidente.

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    La ciudadanía de este país sabe reconocer los aciertos de un buen gobierno, los organismos financieros del mundo reconocen la solidez de nuestra moneda, la cual pese a un escenario mundial adverso se mantiene firme contra viento y marea, conservando su poder adquisitivo, gracias a las medidas antiinflacionarias tomadas oportunamente. Las causas de la inflación en alimentos y energéticos son cuestiones globales y no provocadas por problemas económicos internos. Lo cierto es que las medidas aplicadas por el Gobierno, en el terreno económico, han permitido la estabilidad monetaria y la contención de la inflación. Ante las evidencias, la Oposición, de manera taimada, sigue sin reconocer la realidad evidente.

    Es notorio el despegue de la economía nacional. Somos el principal socio comercial de los Estados Unidos, también se ha incrementado la inversión extranjera y aumentado el PIB en un 4.2 por ciento en el último trimestre. Y las perspectivas en un futuro inmediato refuerzan esa tendencia positiva. Con la puesta en marcha del parque industrial del Istmo de Tehuantepec el desarrollo del País va a dar un salto cuantitativo, porque aumentará el flujo de mercancías entre los dos océanos, produciéndose muchos empleos, tanto en la industria manufacturera como en la de servicios. A fines del actual sexenio se pronostica un despegue económico que mostrará con hechos lo que hemos venido enfatizando.

    Con la consolidación de los planes de desarrollo de la Cuarta Transformación, este país va a insertarse en corto tiempo en el grupo de países con desarrollo permanente, de esto hay indicadores que lo predicen. Lo mejor es que se trata de un desarrollo con soberanía, sin recurrir a la deuda externa y buscando nuestra autosuficiencia energética, regenerando industrias como la eléctrica y petroquímica, que durante la era neoliberal los gobiernos prianistas apostaron a debilitar y a entregar al gran capital privado.

    Pese a que los agoreros del pasado auguraban que el plan de regeneración económica del gobierno cuatrotransformista fracasaría, lo cierto es que en el plano económico se ha actuado con eficiencia y realizando los ajustes que han sido necesarios. En lugar de eso, tenemos un futuro promisorio en nuestra economía nacional. Como lo decíamos al principio, factores tanto micro como macroeconómicos dan certidumbre y solidez a nuestra economía nacional, proyectando al país con una estabilidad financiera y con un futuro promisorio en el concierto de los países con más desarrollo en el mundo.

    En el campo está otra de nuestras grandes riquezas y el Gobierno se dispone a aplicar medidas para potenciarlo. Esto permitirá alcanzar nuestra soberanía alimentaria, y bajar la presión mundial que la economía global impone a la agricultura. El potencial agrícola de México es enorme, si se considera la extensión de su territorio, la multiplicidad de microclimas y la experiencia histórica acumulada por los trabajadores del campo.

    Reiteramos, el rumbo actual de la economía -como lo muestran los factores macroeconómicos y sus efectos políticos- es el correcto para lograr una economía de bienestar. Todo depende de no bajar la guardia y seguir construyendo la transformación del país con renovado ahínco, asegurando el futuro en favor de las clases mayoritarias que conforman una nación que, como México, es rica en todos los sentidos.

    El pueblo mexicano es un pueblo noble y trabajador, lo que ha obstaculizado su progreso han sido los magros gobernantes que ha padecido a lo largo de su historia. Lo hemos dicho: son contados los gobiernos que se han preocupado por el mejoramiento del pueblo. La mayor parte de los regímenes han sido extremadamente corruptos. Consolidemos la democracia para evitar vuelva la corrupción al poder público, ahí está la clave para que jamás regresen los gobiernos nefastos, que por casi un siglo rigieron a este país como si fuera de su propiedad y tenían sometido al pueblo con una serie de trácalas de infausta memoria; demos la mayor vigencia al sufragio ciudadano y sigamos avanzando por el camino de una economía al servicio de todos.

    Estamos seguros que la democracia se va a establecer plenamente, siendo el sufragio ciudadano la vía idónea para dirimir las controversias electorales. A partir de ese principio, la convivencia en el seno de la sociedad va a ser de paz y tranquilidad.

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