|
AGRONEGOCIOS

La reducción de la dependencia de los alimentos importados es importante para nuestro país

15/10/2023 04:02

En un nuevo reporte de Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) de las Naciones Unidas (ONU), presenta a nuestro país como un ejemplo de un país altamente dependiente de las importaciones de alimentos, así como los riesgos que esa dependencia puede traer en el precio de los alimentos, así como la volatilidad de estos, en la seguridad alimentaria.

El reporte comenta que tradicionalmente la mayoría de las cadenas de valor económicas se originan en productos básicos, como el petróleo, el cobre, el algodón o trigo. En donde los países en desarrollo que dependen de la exportación de productos básicos suelen ser muy vulnerables debido a las fluctuaciones de los tipos de cambio: una caída de los precios de las materias primas reduce los ingresos por exportaciones, lo que tiende a reducir la demanda de productos locales y ejerce presión a la baja sobre el tipo de cambio. Como resultado de estas fluctuaciones, los países en desarrollo que dependen de los productos básicos a menudo tienen ingresos volátiles con sus respectivos impactos en el crecimiento económico. La concentración excesiva de las exportaciones también afecta los ingresos públicos y el potencial para invertir en desarrollo sostenible.

Si bien existen riesgos para los exportadores de materias primas, también los hay para los importadores. Muchos países desarrollados y los países en desarrollo dependen de las importaciones de productos básicos como alimentos, combustibles y fertilizantes. En 2019-2021 entre los 195 Estados miembros de la UNCTAD, 131 eran importadores netos de alimentos básicos, 143 de combustibles y 154 de fertilizantes, y 73 eran importadores netos de alimentos básicos, 60 de combustibles y 79 de fertilizantes.

El comercio internacional ayuda a equilibrar la oferta y la demanda mundial de productos básicos y proporciona alimentos más diversos. Pero, como quedó demostrado tras el inicio de la guerra en Ucrania, la dependencia de las importaciones también es un riesgo. Por ejemplo, en 2021, Egipto obtuvo el 75 por ciento de sus importaciones de trigo procedentes de la Federación de Rusia y Ucrania; México obtuvo el 98 por ciento de sus importaciones de maíz de los Estados Unidos de América; y Nepal obtuvo el 99 por ciento de su arroz procedentes de la India.

A mediados de 2020, cuando las economías nacionales comenzaron a recuperarse del impacto del COVID-19, las cadenas de suministro no pudieron seguir el ritmo y los precios de las materias primas comenzaron a subir. La tendencia alcista generalizada de los precios de las materias primas recibió un impulso al comienzo de la guerra en Ucrania. En 2021, la Federación de Rusia y Ucrania representaron conjuntamente el 27 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo, pero también Ucrania era un exportador importante de maíz. Los suministros también se vieron afectados cuando se impidió a los buques comerciales salir de los puertos del Mar Negro después de que comenzó la guerra. Los importadores netos de alimentos enfrentaron no sólo un aumento de los precios sino también un aumento en la incertidumbre en el suministro.

Entre 2021 y marzo-abril de 2022, tras el inicio de la guerra, el precio del trigo subió un 56 por ciento y el del aceite de girasol en un 65 por ciento. Durante el mismo período en Europa, los precios del gas natural, del que la Federación de Rusia era el principal proveedor, aumentó un 131 por ciento. Así como un alto precio de los fertilizantes: durante el mismo período, el precio medio mensual de la urea aumentó en 81 por ciento y el del cloruro de potasio en un 120 por ciento.

Los aumentos de precios desde mediados de 2020 crearon un problema importante para los importadores netos de materias primas en países en desarrollo, que se enfrentaban a facturas de importación más elevadas, presiones inflacionarias y niveles crecientes de deuda. Esto afectó especialmente a los pobres, que tienden a gastar una mayor proporción de sus ingresos en alimentos, de modo que en 2022 el número de personas con inseguridad alimentaria aguda alcanzará un récord de 349 millones.

Como se puede observar en los datos presentados, la alta dependencia de las importaciones de alimentos y de fertilizantes puede tener impactos importantes, particularmente en tiempos de alta incertidumbre, como los que hemos tenido en los últimos años, cuando hay disrupciones en la oferta, como en el caso de los conflictos militares, no solo con el conflicto en Ucrania, pero también en el inminente escalada del conflicto en medio oriente, de donde se obtienen una gran cantidad del petróleo del mundo. Esto es aún más relevante, cuando se añade la incertidumbre del clima, como el aumento de la frecuencia y severidad de las sequías, así como del incremento de la temperatura. Por lo que es de vital importancia que se desarrollen políticas agroalimentarias integrales que inviertan en la resiliencia de los sistemas agroalimentarios, y para reducir la dependencia (no necesariamente eliminarla por completo) de nuestro país a las importaciones de alimentos para mejorar la seguridad alimentaria de nuestro país.

Fuente: https://unctad.org/system/files/official-document/ditccom2023d2_en.pdf