¿Qué será lo peor de ser damnificados de Villa Juárez, Navolato? Además del olvido, los cocodrilos merodeando

VILLA JUÁREZ, Navolato._ Muchas de las personas que tuvieron que salirse de sus casas, por las inundaciones provocadas por las lluvias de la tormenta tropical Nora, ya regresaron al asentamiento que se llama Las Granjas.

No puede ser el mejor lugar par vivir en la zona, porque al norte hay un canal de riego y al sur un dren azolvado por lirio acuático, con caña silvestre y una especie de isleta en la que algún visionario construyó un cerco para sus borregos y chivos.

Marciano, un jornalero de 78 años, originario de Veracruz, dice que es normal que el dren se desborde casi todas las veces que llueve mucho en Culiacán.

Lo dice mientras se pasea en una hamaca negra en el frente de su casa, en medio de una decena de metros cuadrados lodo, evidencia de lo que ocurrió hace un par de días.

Teodora, hija de Marciano, de 40 años, y su familia fueron de las primeras evacuadas cuando el dren “mocho”, como le dicen en la región, comenzó a desbordarse a dos calles atrás de la suya.

Ella decidió marcharse porque allá en el albergue darían comida caliente, mantas y colchonetas para dormir, pero sabía que tenía que regresar al día siguiente; por eso llegó, lavó las suciedad que el agua trajo al subir el nivel hasta las rodillas y pudieron dormir.

No perdieron mucho, porque tienen su propio protocolo cuando la lluvia no cesa pronto: toman las mesa, las juntan y suben camas y otras cosas de valor y que puedan descomponerse con el agua, y sólo llevan consigo papeles importantes.

¿No les han traído nada de ayuda?

No oiga, nada. Comida necesitamos, sí, porque ya ve que no trabajamos nadie, no hay trabajo tampoco, lo más necesario es la comida. En el albergue le dan de comer a uno, y una cobija, una colchoneta, pero pues ayer en la tarde nos venimos como las cinco o seis, por a’i.

Y no hay agua para lavar. No hay nada de agua, sale muy poquita, pero no abastece para lavar.

Teodora enseña la manguera y la baja al suelo.

“Tenemos que trabajar hasta acá y de ahí llenar las cubetas, las subo a los tambos y para lavarsi, oiga, para lavar y lo que se ocupe, para lavar los trastes”, explica.

“Más atrás les llegó hasta la cintura y ya más para acá, por aquí así arriba de la rodilla, pero cuando se inunda, ya que es mucha mucha, se llena hasta acá hasta arriba”.

“Levantamos las cosas, la cama donde dormimos, lo poquito que tenemos”.

Teodora tiene la teoría de que el dren se desborda por la maleza que hay en el cauce.

“Acá atrás no limpian, están todo lleno de tule”, señala.

¿Usted también se fue evacuado, Marciano?

Sí, pues yo aquí vivo.

¿Todavía trabaja?

Gracias a Dios, ahí andamos cuando hay chamba, pero ha llovido mucho y no hemos ido por lo mismo, pero cuando se componga hay que darle, si no pues cómo.

El miedo al dren que a veces trae cocodrilos

La familia de Reina es originaria de Oaxaca y tiene ya muchos años asentada en esta zona de Villa Juárez, municipio de Navolato. Pero antes, con sus papás viajaba de su estado a Sinaloa o a Baja California, en Vizcaíno, o San Quintín, a trabajar siempre en el campo.

Ni ella ni sus hermanas, hijos o padres tuvieron que de su casa ayer, porque con la crecida del dren Mocho, sólo cerraron una reja y todos se fueron a pasar la noche a los cuartos que familia construyó en el segundo piso.

Los tres cuartos son chiquitos, aclara, pero se pudieron proteger de la lluvia y de la inundación.

“Yo dormí con mis hijas echas bolitas abajo de una mesa”, detalla.

Coincide con don Marciano: cada que lleve, cuando se inunda en Culiacán , se inunda también aquí.

Jared recuerda que desde que era pequeño había inundaciones en la que los niveles de agua subían que hasta lo cubrían. Hoy tiene 14 años y mide más de 1.70 metros.

“Ahorita llegó el agua, como a donde está la señora”, dice Reina, de 38 años, señalando a su vecina de al lado, a cruzar la calle, “de ahí para acá, pero hay un tiempo en que se llena toda la colonia de agua, desde allá en la salida, mucha corriente, se queda uno aquí atrapado”.

Los dos coincidieron, también con Teodora, de que el dren no se limpió.

“Y es que aquí no se inundaba, sino que ¡uy! hace añísimos, creo que fue en el tiempo que estaba (Juan) Millán (como Gobernador), fue cuando hicieron granjas de camarón pa la laguna y desde entonces creo que ese fue el problema”, expresó.

“Cuando pusieron el MZ todavía ellos construyeron una tubería especial, por lo mismo, es que está grueso aquí”.

También Reina y Jared aseguraron que no se ha acercado nadie ni de gobierno municipal, ni estatal ni federal para ofrecerles ayuda.

“Cuando recién entró Obrador, esa vez nos inundamos, y dijeron que iban a traer ayuda, pero fue por de otro partido, pero no, no, no hubo nada”, expresó Reina.

“De todas las inundaciones que nos han tocado, una vez vinieron nada más, nos los vinieron dando como a los dos años”.

Los vecinos, según explican, se previenen dependiendo de la situación en que ven el paso de la corriente y el dren.

“Casi toda la gente se previene, porque siempre nomás empieza a llover y toda la gente viene a checar el dren, siempre checamos el dren por lo mismo”, agregó Reina.

El lunes llovió todo el día, agregó Jared, el martes poquito y si hubiera llovido todo como ayer o antier el dren estuviera a punto de desbordar o desbordándose, porque sigue muy sucio.

“Y aquí fíjese que el miedo también, es los que estamos aquí en la orilla, y más los que están al último, es porque se salen los cocodrilos”, expresó.

“Sí”, coincidió Jared.

¿Hay cocodrilos aquí? Sí.

“Allá está el rastro”, detalló Reina, “éste dren lo lleva al rastro, como ahí llegan a comer los cocodrilos, ya de aquí qué les cuesta venirse para acá”.

“Yo no oi, pero en la noche mis hijas estaban comentando que un cocodrilo se comió un perro, porque era en la noche y nomás oían los ruidos del perro... ah, y en la mañana andaba uno, pero chiquito, ese creo que sí lo grabaron”.

Jared y otros vecinos coincidieron que también, dren abajo, hallaron el cadáver de un cerdo con lesiones en la cabeza y mutilado de otras partes.

“Yo cerré. Cuando empezó a inundarse yo cerré, porque como le digo yo tengo una niña especial y esa niña es tremenda, y yo andaba arriba acomodando las cosas, cuando me dijeron que ya la niña andaba nadando aquí porque el agua se había empezado a meter y yo pues cerré por el miedo de los animales, pues... como te digo, la malla protege de algo”.