"Silvino Silva, el periodista que Sinaloa necesitaba"
Ariel Noriega
Hubo una época donde no se podía hacer periodismo independiente en Sinaloa, intentarlo significaba arriesgarlo todo. Y en ese tiempo, Silvino Silva Lozano dio un paso al frente y su lucha le dio a la ciudadanía una voz ante el poder.
En los años 70, la violencia ya campeaba por Sinaloa, la corrupción era la marca de la casa, los políticos en el poder se servían con la cuchara grande, el hampa crecía, cobijada por las autoridades, pero nadie podía escribir sobre ello, mucho menos publicarlo.
La política era controlada por un solo partido, la ciudadanía se encontraba desorganizada, la crítica se ejercía en los hogares, acaso en un café, entre amigos, pero en los periódicos a modo el silencio reinaba.
En 1973, Silva Lozano aceptó el encargo de dirigir un proyecto periodístico en Culiacán llamado Noroeste, con el objetivo de ofrecer una tribuna a una ciudadanía harta de permanecer en silencio.
El legado que deja don Silvino es Noroeste, dice Rodolfo Díaz Fonseca
Detrás del proyecto estaban tres empresarios que garantizaban la calidad moral de la empresa y la viabilidad financiera, Manuel Clouthier del Rincón, Enrique Murillo y Jorge del Rincón.
Con ellos como respaldo y con su calidad moral como garantía, un hombre nacido en El Rosario, Sinaloa, y educado en Leyes ayudó a construir Grupo Noroeste.
Mientras dormía el jueves y se despertaba el viernes, Silvino Silva Lozano dejó de existir, a los 81 años de edad, después de una larga lucha por su salud y rodeado por sus hijos.
Pocos hombres pueden presumir el respeto que despertaba un niño que vendía nieve en El Rosario y que estaba destinado a fundar uno de los periódicos más combativos de México.
Con Silvino Silva Lozano se va una era del periodismo sinaloense
Un hombre serio que sabía reír
Lo primero que llamaba la atención de la personalidad de Silvino Silva Lozano era su seriedad. Era un hombre serio, forjado en una niñez de trabajo en su natal Rosario, donde su familia era conocida por vender nieves.
Sin embargo, sus amigos sabían que detrás de su fachada de hierro se escondía un hombre que sabía reír. Soltaba un chiste, como se suelta un misil bajo el agua, de manera sutil, pero cuando te dabas cuenta ya se estaba riendo, con esa gracia que tienen los hombres serios de los que pocos esperan una broma.
Formado en la religión católica, fue un personaje dentro de una familia repleta de personajes, uno de sus hermanos era el célebre sacerdote Felipe Silva, cuyos restos descansan en la parroquia de Aguaruto, Culiacán.
Otro de sus hermanos, Tarcisio Silva, es uno de los pilares del panismo tradicional en Sinaloa. Su presencia en la campaña del actual presidente estatal del PAN, Juan Carlos Estrada, garantizó el apoyo de los panistas viejos, aquellos que creían que se podía gobernar de manera honesta.
Pero en su familia había pluralidad, otro de sus hermanos, Pedro Silva, fue un connotado priista en El Rosario, organizador de eventos y muy estimado en la región.
Ursula Guadalupe, conocida como Luchi, fue una de sus hermanas y una reconocida religiosa que desplegó su trabajo en favor de los demás por toda la República y cuyos restos descansan en Chapala.
Pero fue su hermano, Martín, el que estuvo a su lado durante muchos años, trabajando con él en el periódico Noroeste Culiacán.
Hombre de familia
Silvino Silva estudió derecho, formó una familia católica y tuvo siete hijos a los que transmitió sus valores.
Durante muchos años participó en Acción Católica, junto con su esposa Lolita, su compañera de toda la vida, y su apoyo en los momentos difíciles.
Ya en Culiacán, a donde llegó a estudiar y donde se quedó a vivir para siempre, Silvino militó en el PAN, cuando ser panista significaba ponerte en la mira de los políticos en el poder.
Ahí fue donde forjó un núcleo de amigos que lo acompañarían en su aventura en el periodismo y que comenzaron dando clases de oratoria a jóvenes que querían destacar en la política.
Rafael Morgan, Gabriel López Palomares, Luisa Urrecha, Rigoberto López Alarid y Esteban Zamora fueron algunos de esos amigos más cercanos.
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El nacimiento de Noroeste
Silvino Silva Lozano se hizo periodista haciendo periodismo. Cuando lo invitaron al proyecto decidió invertir su vida en él.
En una entrevista otorgada a Noroeste, Silvino relató que antes de tomar las riendas del periódico que estaba por nacer realizó un viaje a Monterrey, para conocer las instalaciones del periódico El Norte.
Ahí conoció a Ramón Alberto Garza, un periodista que le cambiaría la vida y que le regaló el consejo que marcaría para siempre a Noroeste. Le sugirió que hiciera un periódico que “oliera” a tomate y a chilorio, para que se convirtiera en el periódico de los culichis.
Silvino siguió el consejo al pie de la letra y aún hoy, 46 años después, Noroeste se esfuerza por ser un periódico totalmente sinaloense.
Pero construir un periódico sin el apoyo de los gobiernos priistas de los 70 no fue fácil, Silvino debió luchar en contra de todas las presiones imaginables, incluida la negación de las autoridades a comprar publicidad en las páginas de aquel joven Noroeste.
Decidido a sobrevivir, Silvino ideó una estrategia para acercarse a los empresarios a los que comenzó a venderles pequeños espacios publicitarios, esto a la larga traería sus beneficios y le daría a Noroeste la independencia deseada.
Durante 20 años, Silvino llevó las riendas de Noroeste a buen puerto, construyendo una organización editorial que hoy, a 46 años de su fundación, tiene en su credibilidad y sus periodistas su bien más preciado.
Después de retirarse, Silvino siguió haciendo periodismo en pequeñas publicaciones, pero nunca dejó de seguir atento a lo que sucedía en Sinaloa.
A los 81 años de edad ha dejado de existir uno de los decanos del periodismo sinaloense y ha comenzado a escribirse la leyenda de un hombre que abrió un sendero para que pudieran transitar por él los periodistas sinaloenses independientes.

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