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Túneles

‘Yo vi esos tres túneles’, relató el maestro Lazcano Ochoa en el año 1999 sobre los espacios bajo Culiacán

El historiador Luis Antonio García Sepúlveda realizó una entrevista a quien fuera director de Educación del Estado durante el Gobierno de Leopoldo Sánchez Celis; Jesús Lazcano Ochoa relata su experiencia y encuentro con esto túneles
26/07/2022 12:39

“Pero sí existían esas comunicaciones, yo vi esos tres, los que le digo”, relata el maestro Jesús Lazcano Ochoa, en una entrevista realizada el 14 de febrero de 1999 por el historiador Luis Antonio García Sepúlveda.

En el relato compartido por el historiador muestra la experiencia del maestro Lazcano Ochoa, quien señala su encuentro con este tipo de estructuras, de las cuales él afirma le tocó ver y entrar.

Lazcano Ochoa cuenta que donde era la antigua Casa de la Moneda, lo que ahora es Correos de México, es que existen túneles, pero que en el momento en que debido a la realización de unas obras salieron a la luz los túneles que fueron tapados por el Ayuntamiento.

“Los túneles eran en arco de ladrillo y que es lo que hicieron las autoridades el Ayuntamiento, inmediatamente taparon todo, lo taparon todo y empezaron a construir ese edificio, abajo de ese edificio ahí están los túneles”, comenta durante la entrevista.

“¿Sabe por qué hay túneles ahí? porque esa calle que circula ahí se llama Rubí, el nombre antiguo de esa calle se llamó Callejón del Oro, porque por ahí llegaban las recuas, porque no había carro, llegaban las recuas con el oro y la plata para la Casa de Moneda”, dice.

El maestro que era miembro de la Academia Mexicana de la Educación, de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia y de la Academia de Maestros de Historia, relató como en lo que ahora es el Centro de Idiomas de la Universidad Autónoma de Sinaloa también existen indicios de la existencia de túneles.

“De modo que yo vi esos túneles en la casa en donde está ahora el Centro de Idiomas de la Universidad, por donde está la preparatoria de la universidad, es una casa que quedó en una esquina con un hermoso portal de arcos, muy bonito, muy elegante y después le construyeron en estilo moderno”, comenta.

“En esa casa sube uno la escalera y suena hueco, porque ahí está lo hueco, para el lado de acá de esa casa termina el internado, que ahora es de la juventud y ahí estaba, no sé si habrá quedado la entrada a la cochera, porque era la casa de Cañedo y estaba la cochera donde guardaba su coche, y entraba uno a la cochera pegaba y hueco, porque ahí había otro túnel, estaban huecos, porque ya los habían tapado, pero cuando Cañedo y todos esos, esos túneles estaban simulados para poderlos usar... nomas que la construcción los taparon, pero ahí estaban”, dice.

-¿He escuchado que eran tan altos que hasta podía caber un hombre a caballo?, le cuestiona el historiador al maestro Lazcano Ochoa.

“Bueno sí, cabía un hombre a caballo, porque eran altos y anchos, pero allá por donde estaba la fábrica de la Aurora en la colonia de Las Quintas, ahí está todavía la chimenea y se va uno por la orilla del río, pero no para Culiacán, sino para arriba por la orilla del río”.

“Había un ranchito, una pequeña huertita que se llamaba la Divisa, ahí el río había crecido tanto con la inundaciones, que cambió de cauce y se llevó tierras y al llevarse la tierras descubrió los túneles, ahí están los túneles y el que quiera verlos, ahí están los túneles todavía, esos son túneles chiquitos, nada más que pase cuando más dos hombres”.

Explica que estos eran los túneles que tenían los Redo para abandonar la fábrica en un caso que los asaltaran, y ahí estaban los túneles.

“Yo los recorrí no mucho porque me daba miedo le voy a decir, no tienen luz, no tienen ventilación, nomas se mete uno por donde el río había tumbado paredes de los túneles”, indica.

“Estaban secos, porque el río tiene esta virtud crece y decrece, todo el año quedan secos con este solazo, ahí están esos tres túneles yo los vi”.

Detalla que todo esto era un circuito que se comunicaba hasta la calle Rosales, ya que era ahí dónde estaba la casa del gobernador, que en eses entonces era Cañedo.

“Aquí en el centro de Culiacán era un circuito, ¿por dónde pasaba?, pues comunicaban a las autoridades religiosas y aquí estaba este que eran las autoridades civiles”, dice.

“Ahí terminaban y terrapinaban cómo terrapinaron todos los túneles de la Casa de Moneda, pero se han ido desapareciendo, pero sí existían esas comunicaciones, yo vi esos tres, los que le digo; el de la Casa de Moneda, el de la casa de Cañedo, porque yo iba a la escuela, que era el internado del estado y luego las de acá de la Aurora”, finaliza el relato.