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"COLUMNA"

"Expresiones de la Ciudad: Aaahh freak out!"

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La ruta del paladar
13/03/2018 10:57

Hablé con Gilberto López Alanís, un hombre que ciertamente es dueño de una espléndida visión panorámica sobre el devenir histórico de Culiacán, queriendo saber su punto de vista respecto a la petición que circula en redes para que el local conocido como La Estrella, ubicado hacia la salida norte, sea considerado como patrimonio arquitectónico de la ciudad. He de confesar que al enterarme del asunto, fui abordado por el escepticismo. Incluso en un momento dado llegué a concluir que la situación podría resumirse en los bordes de la pobreza que tiene la capital del estado en cuanto a vestigios materiales, que abonen al paso humano por esta tierra en el concurso de los años o de los siglos.

Y es que cuando uno viaja al sur, principalmente al centro del país, se te prenden los ojos de envidia al ver la maravilla de edificios, con ganas de que por acá tuviésemos aunque fuera una esquinita de cualquiera de ellos. Sin ir muy lejos, el puerto mazatleco es una delicia en la parte de la Plazuela Machado.

En cambio, Culiacán -aparte de que nunca tuvo una magnificencia arquitectónica- optó por derribar mucho del lo que había, dando paso a estacionamientos; aunque dueños de algunos inmuebles tuvieron la decencia de no darle matarile a las fachadas, de modo que cuando cruzas en el vehículo, francamente estás trasponiendo la línea del tiempo.

Allí está el caso singular del Mercado Garmendia, que en época del gobierno de Sadol Osorio fue remodelado en sus contornos, pero con un vergonzoso cinturón de concreto, en lugar de haber negociado con los locatarios para, en su momento, estar en condiciones de regresarle el esplendor a esa obra que concluyera el arquitecto de la ciudad, el emblemático Luis F. Molina; cuyo domicilio, por cierto, se encuentra en ruinas, por el rumbo de la calle Rosales, al poniente, según hizo de mi conocimiento el historiador López Alanís.

Pero haciendo hincapié en La Estrella, no hace mucho me tocó usar el puente peatonal que se encuentra a la altura de ese inmueble, y lo que vi desde allí fue la ruina manifiesta, un escondrijo de vagos y un refugio de vagabundos, inundado de basura y tan pestilente que me quitó las ganas de hacerle una foto, acaso para recordar aquellos años mozos, de cuando asistía a las tardeadas y bailaba al ritmo de aaahh freak out!

Pues bien: es verdad que La Estrella puede considerarse símbolo de una etapa larga en la historia del entretenimiento en Culiacán, por aquellos días en que la muchachada no contaba con demasiadas opciones para la reunión alegre. Y además era un sitio económico, pues bastaba con llegar a acuerdos con la cervecería que sigue ostentando su propiedad, consumir la marca y ya, se hacía la disco, cuando no la boda; o la fiesta de la quinceañera.

Pero tal vez sea aun más relevante la peculiaridad de su construcción, que muy seguro llegó a asombrar al citadino local. La petición en change.org reza que la meta es proteger tal legado histórico, diseñado por el arquitecto español Félix Candela, maestro de la técnica paraboloide hiperbólico, quien según formara a otros profesionales, como Jorge Molina Montes, autor del proyecto de la iglesia guadalupana La Lomita, levantada con la misma técnica.

El documento promovido en las redes dice en su parte final: “La Estrella es una estructura de gran belleza a la altura de las mejores del mundo”. Y que por tal motivo debe preservarse. Que en México son contados los inmuebles construidos de este modo. Que se trata de una pieza “invaluable y olvidada”. Y que por ello hay que firmar.

Pero valen las interrogantes: ¿en realidad es una obra de Félix Candela? ¿Alguien cuenta con un documento que lo avale? Por mi parte aquí la dejo. Pero no sin antes decir que sea quien sea, como sea que sea, pero que sea.

Es decir: nadie puede negar que se trata de un símbolo culiacanense. Y punto.

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