Expresiones de la Ciudad: Los Cinemas Gemelos en la nostalgia

Digo yo que la primera película que vi en los ahora inexistentes Cinemas Gemelos, que se ubicaban en Las Quintas, contiguos al templo del padre Cuco y de los que hoy nada más quedan ruinas, fue el filme The Rose (1979, Mark Rydell) protagonizado por la cantante y actriz Bette Mildler, inspirado en la vida de la rockera Janis Joplin; quedé tan impactado, que por muchos años creí que ciertamente Janis Joplin había muerto por sobredosis durante un concierto, pero vine a enterarme que sí fue por drogas, pero al interior de un hotel. Qué impresionante la voz de esta mujer. ¡Bárbara!

Regresando al tema, les llamaban Cinemas Gemelos porque el inmueble contaba con dos salas, lo que era un alarde para los de mi generación, porque cines como el Reforma y Diana tenían sólo una.

La otra noche me puse a despertar recuerdos y llegué a la conclusión de que aquel sitio era como el Fórum de entonces, porque había una placita con tiendas de ropa de marca; las tengo tan claras, que en una de ellas me compré una playera polo Chemise Lacoste, marca que conservó este último nombre, pero sin abandonar el distintivo del cocodrilo. Había además negocios de comida rápida, de hamburguesas o algo así, de modo que, los que allí íbamos tras el plan de ver una película, teníamos la posibilidad de bobear en las tiendas, que eran muy pequeñas, o de comer un bocadillo.

Para mí eran tan modernos y de lo mejor, que me sorprendí cuando un huracán les arrancó los techos; luego derribaron el edificio y surgió uno nuevo, pero con cuatro salas: nació el Multicinema.

Digo yo que fue El conde de Montecristo (1998, Josée Dayan) la última película que vi en aquel Multicinema, protagonizada por Gérard Depardieu, que me dejó de herencia la inquietud por leer la novela original de Alejandro Dumas, cosa que hice y de la que quedé prendado, cuya trama volvería a vivir con la novela La Reina del Sur, porque su autor, Arturo Pérez Reverte, se inspiró en ella para contar su ficción, más un poquito en el corrido ‘Camelia la texana’, con los Tigres del Norte.

Y a partir de aquel Multicinema empezaron a emerger, como hongos, un montonal de cines en Culiacán, empezando con el Cinépolis, hasta con sala vip, que no sé si aún la tenga, pero en un principio había jóvenes que iban hasta tu butaca para tomarte el pedido, fueran sándwiches o lo que sea, y uno se sentía soñado: nada que ver con aquel Alcázar a cielo abierto y bancas de madera.

Sólo una vez acudí al cine Alcázar, ubicado por los rumbos del mercadito Buelna, y desconozco cuándo cerró sus puertas. Tampoco fui asiduo al Cinema Culiacán 70, hoy Plaza del Río, sala famosa por exhibir películas porno en funciones especiales, el foro donde Irma Serrano se presentó en vivo.

Además de los Cinemas Gemelos y después Multicinema, solía visitar el Reforma (edificio MIA) y el Diana (Hotel San Marcos). Que yo recuerde, no me tocó ir al Rex, al Humaya, el Lírico o el Colón; menos al Cine Ejidal, porque estaba lejos del casco urbano de la ciudad. Respecto al Coco’s de Tierra Blanca, cuyas ruinas acaban de derribar, supe de él tras las investigaciones que hice respecto al furor de aperturas de salas cinematográficas en la década de los 40, justo la ola que inundó al Teatro Apolo (Edificio Clouthier), que por supuesto tampoco conocí, pero que me hubiera encantado.

En abril de 2017 un incendio terminó con lo que quedaba de los Cinemas Gemelos, o Multicinema, dejando sólo ruinas, que, pareciera, es el futuro de varias salas cinematográficas de la ciudad que han cerrado sus puertas (no por huracanes ni fuego), sino por esta pandemia horrorosa. Y punto.