Papa León XIV: ‘La Sagrada Familia es la respuesta frente a un mundo despótico’
Ante una Plaza de San Pedro soleada y colmada de fieles y peregrinos, el Papa León XIV centró su reflexión dominical en el pasaje evangélico de la huida a Egipto, narrada por Mateo, como un “momento de prueba para Jesús, María y José” marcado por la amenaza de Herodes.
El Pontífice subrayó que, en un mundo donde no faltan quienes “obsesionados por el poder o la fama atormentan y destruyen”, la luz de la Navidad debe ser guía para continuar rezando por la paz.
El Papa recordó que Herodes fue “un hombre cruel y sanguinario, profundamente solo y obsesionado por el miedo a ser derrocado”. Su orden de matar a los niños de la edad de Jesús, explicó, es fruto de un corazón incapaz de dejar entrar la luz. Mientras en Belén reinaba la alegría y los pastores glorificaban a Dios, el palacio real permanecía blindado por el miedo y la violencia.
León XIV destacó que la misión de José al proteger a María y Jesús en Nazaret es símbolo del amor doméstico que se convierte en fuente de redención.
“En un mundo despótico y codicioso, la Sagrada Familia es la cuna de la única respuesta posible de salvación: la gratuidad de Dios que se entrega sin reservas”, afirmó.
Valores del Evangelio en los hogares
El Pontífice dirigió su mensaje a las familias actuales, exhortándolas a preservar los valores del Evangelio: oración, sacramentos, afecto sano, diálogo sincero, fidelidad y sencillez en los gestos cotidianos. Advirtió que el mundo sigue teniendo sus “Herodes”, representados en mitos de éxito vacío y poder sin escrúpulos, que conducen a la soledad y al conflicto.
“No permitamos que estos espejismos apaguen la llama del amor en las familias cristianas”, señaló.
Tras el rezo mariano, León XIV saludó con afecto a los presentes y extendió su invitación a rezar por las familias, especialmente aquellas que sufren las consecuencias de la guerra.
“A la luz de la Navidad del Señor, continuemos rezando por la paz. Hoy, en particular, recemos por los niños, los ancianos y las personas más frágiles. Confiémonos juntos a la intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret”, concluyó.
Un mensaje que enlaza la memoria del Evangelio con la urgencia del presente: la defensa de la vida, la unidad de las familias y la esperanza de la paz.