|
Prolonga su vida en otras personas

‘Ánimo’, ‘con toda la fe’ y ‘la vida es bella’, las frases que decía el joven que donó sus órganos en Mazatlán

Sagrario, su esposa, descubrió que el joven del que se había enamorado era el hombre del que quizá todas las mujeres en algún momento se quieren enamorar, detallista, amoroso, sumamente optimista y familiar hasta en los momentos más inesperados

Se conocieron por medio de una amiga en común y más tarde pidió más datos sobre el joven: “me enamoré de él... pásame su Facebook”.

Y así empezó una historia de amor entre Sagrario Sánchez y Sergio Valle que terminaría en una familia feliz, un matrimonio con dos hijos y una gran lección de vida para todos, incluso después de la muerte.

$!.
. ( )

Sagrario descubrió que el joven del que se había enamorado era el hombre del que quizá todas las mujeres en algún momento se quieren enamorar, detallista, amoroso, sumamente optimista y familiar hasta en los momentos más inesperados.

$!.
. ( )

“Fue muy detallista, me enviaba flores, cartitas, chocolates, jugaba con los niños en la calle cuando salíamos y no le importaba revolcarse en el suelo para jugar con ellos, para que se subieran en él”, recuerda.

$!.
. ( )

Fue centrado en sus metas y dio todo por su familia, su familia era el motor de su vida”.

$!.
. ( )

Era ingeniero mecánico naval y se embarcaba, pero se presentaba con otros oficios, por ejemplo, como carpintero, porque decía que los náuticos se “creían mucho” cada vez que decían que eran náuticos.

$!.
. ( )

Aun estando en otros puertos se tomaba fotografías con mensajes escritos para su esposa y sus hijos.

Decía que quería encontrar un trabajo en tierra para ya no separarse de ellos y verlos crecer, emprender un negocio probablemente.

Sagrario recuerda que sus frases favoritas eran “ánimo”, “con toda la fe” y “la vida es bella”, le gustaba el reggae y la música de banda, tenía 33 años... y murió el domingo 1 de agosto al caer de lo alto de su casa.

El nombre de Sergio se empezó a escuchar y leer en los medios de comunicación no tanto por su muerte, si no porque sus órganos fueron donados, trasladados al aeropuerto por el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Mazatlán, y sin embargo poco se sabía sobre él.

“En vida siempre dijo que quería donar sus órganos, que quería que sus órganos le sirvieran a alguien más si él ya no los podía usar”, dijo Sagrario.

Y así fue. A los pocos días, la jovenen se enteró que los órganos de su esposo estaban adaptándose satisfactoriamente a los cuerpos de otras personas, a kilómetros de distancia de Mazatlán, personas que tal vez no conocería, pero que tenían una segunda oportunidad de vida gracias a Sergio.

Lo había conseguido: su esposo había conseguido ayudar incluso sin estar vivo.

Periodismo ético, profesional y útil para ti.

Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.


Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


¡Regístrate gratis!