Reiteramos el convencimiento de que estamos viviendo una transición democrática y cambios de gran trascendencia en el ámbito nacional. Lo principal es que estamos pasando, no sin obstáculos y “jaloneos del pasado”, a un régimen democrático, después de sufrir más de 80 años de autoritarismo. Esto incide en el ánimo de los ciudadanos, quienes perciben un promisorio futuro, sobre todo en el mejoramiento en la vida de los núcleos sociales.

    Reiteramos el convencimiento de que estamos viviendo una transición democrática y cambios de gran trascendencia en el ámbito nacional. Lo principal es que estamos pasando, no sin obstáculos y “jaloneos del pasado”, a un régimen democrático, después de sufrir más de 80 años de autoritarismo. Esto incide en el ánimo de los ciudadanos, quienes perciben un promisorio futuro, sobre todo en el mejoramiento en la vida de los núcleos sociales.

    Empresas estratégicas como Pemex y la CFE se están rehabilitando para lograr la autosuficiencia energética. La reforma eléctrica permitirá que los hogares, talleres y mediana industria tengan energía limpia y a precios accesibles. Los que ponen el grito en el cielo, y se oponen a dicha reforma, son los que defienden los subsidios a los que más tienen y debieran pagar más las empresas extranjeras, como Iberdrola, que en España ha aumentado las tarifas eléctricas a precios prohibitivos para los ciudadanos.

    Los cambios y las reformas sin duda van a coadyuvar a lograr el progreso anhelado por el grueso de los ciudadanos. El País tiene futuro, pese al saqueo sufrido por décadas a manos de los grandes consorcios, con la complicidad de los malos gobernantes. La razón de que el país se mantenga enhiesto y esté saliendo del infortunio de las malas políticas se debe a la entereza del pueblo, que ha apoyado, como nunca en su historia, al actual gobierno democrático.

    Este apoyo ciudadano es lo que actualmente -pese a la pandemia que ha puesto en crisis a la economía del mundo-, ha sacado avante al País, que viene proyectando algunas ramas de su economía -turismo, minería, petróleo, agricultura- a un nivel de los mejores del mundo. En la actual coyuntura histórica estos desafíos económicos los libra México en mejores condiciones, vive el País un gobierno dispuesto a emprender una transformación histórica, como no se había visto desde la época del cardenismo.

    Los cambios que viene desarrollando el Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuentan con el apoyo popular hasta su consecución plena.

    Hay optimismo en la ciudadanía, pese a la desenfrenada e histérica campaña mediática, armada con base a infundios de la más baja estofa, por la derecha conservadora, ahora representada por la dupla siamesa del PriAn y sus corifeos. Por fortuna, la ciudadanía está consciente de la realidad del País y echa en saco roto las falsedades y denuestos de esos nostálgicos del pasado. Y no tienen eco entre la población porque ya nadie les cree, después de tantos años de vanas promesas. La derecha solo cosecha lo que ha sembrado, porque sus partidos, que por muchos años usufructuaron el poder, nunca vieron las necesidades del pueblo y gobernaron exclusivamente a favor de las élites nacionales y extranjeras, que saquearon al País en provecho propio y el de los políticos corruptos. Hoy se combate la corrupción a fondo, por eso vemos las desesperadas campañas conservadoras llenas de odio y falsedades. Se les reventó el barzón y sigue la yunta andando.

    La lucha que se libra en la actualidad es en favor de los más pobres. Esto llena de rabia a los conservadores, que ven que el actual régimen ha sentando las bases para una vida mejor para los desposeídos, y además ha mostrado cumplirle al pueblo lo prometido.

    El actual régimen lo que más cuida es mantener la confianza del pueblo, no fallarle en sus expectativas. Los ciudadanos han comprendido que es cierta la intención de sacar a los núcleos más desprotegidos de la pobreza y llevarlos a una vida mejor, fuera por completo del discurso falso, que en el pasado se ejercía como forma de gobierno. Aún están frescos, por ejemplo, los desplantes del salinismo, cuando decía, con todas sus letras, que a los pobres “ni los veo ni los oigo”, a ese extremo llegó el neoliberalismo en su ninguneo al pueblo.

    Estamos convencidos que la Reforma Eléctrica y otras por venir consolidarán un proyecto de país en bien de las mayorías sociales. Las condiciones están dadas para que sus fines se cumplan. No es gratuito el interés manifiesto de los ciudadanos por refrendar su apoyo al Presidente y a sus planes de gobierno.

    Los ciudadanos por fin confían en el Gobierno, en realidad defienden sus intereses, los proyectos que contribuyen a terminar con la marginación social y encauzan al País por el camino de su liberación definitiva.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!