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Recuerdan a Guillermo Ruiz Gómez en lo político, social y familiar

Su hijo, Carlos Ruiz Acosta presentó un libro dedicado a la memoria de su padre y fue comentado por Diego Valadés y Mario Niebla

Escribir un libro sobre su padre, 35 años después de que había fallecido, y no había ya nadie de sus amigos, fue para el arquitecto Carlos Ruiz Acosta todo un reto.

Pero emprendió la aventura, recurrió a sus hermanos y fue Guillermo quien le compartió documentos y él, de profesión arquitecto, aportó sus recuerdos.

Así lo compartió durante la presentación del libro Guillermo Ruiz Gómez, una vida dedicada a las causas sociales, que presentó en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, con los comentarios de Mario Niebla y Diego Valadés.

Ahí compartió además detalles de su vida en la política, en la gestión social y la familiar.

Recordó que desde niños los llamaba soldados y con su espíritu militar les enseñó hábitos que hoy en día él continúa, como doblar su ropa, tender la cama y bolearse los zapatos.

“Nos enseñó a montar a caballo, a pernoctar en medio de la nada y gracias a eso, aprendí a amar la naturaleza y a vivir ordenadamente”,

$!La presentación se llevó a cabo en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario.
La presentación se llevó a cabo en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario.

El libro, agregó, contiene testimonios de periodistas, de personajes de la Historia de México y un álbum de recortes de los artículos que escribió su padre.

“Está su pensamiento y la prosa y sus preocupaciones en materia internacional, nacional, hay artículos sobre Sinaloa, de su gente, de campesinos, de la gesta en apoyo a San Ignacio, habla vivencias que dan una idea de su pensamiento”.

También, destacó, hay intervenciones en la cámara, que tuvo en tribuna, como diputado local, en dos momentos, cuando tenía 30 años, en sus inicios, y otra cuando ya tenía 50, lo que permite establecer cómo era su pensamiento, con esos años de diferencia.

“Pero su pensamiento no cambia, son sus mismas ideas, lo que movía en su vida”.

Consideró que el libro será leído por quienes lo conocieron, por amigos de la familia y alguno que otro interesado, lo que será suficiente.

“Es duro reconocer que Guillermo es un desconocido, pero lo es porque a los héroes se les conoce por los momentos y la Historia oficial, pero se ignora a la inmensa mayoría de hombres que arriesgaron la vida por el país”, añadió.

Al final compartió que desde niños los llamó militares y con ese espíritu militar les enseñó a ordenar la ropa, tender las camas, hacer la recámara y bolear los zapatos.

“Nos enseñó a ensillar caballos y a montarlos, a conocer el monte, soportar jornadas de ocho horas a lomo de mula y a pernoctar en medio de la nada”, dijo.

$!El libro.
El libro.

“De la infancia a la adolescencia sufrimos las consecuencias de ser soldados, a cambio aprendimos a amar la naturaleza, conocer a las bestias y tratar a los campesinos con respeto, sobre todo a las mujeres”.

El jurista mexicano Diego Valadés reconoció que estar ahí le causaba mucha emoción, por estar rodeado de personas a las que admira y respeta, así como por la amistad con la familia de Guillermo Ruiz Gómez.

“Y sobre todo porque nos convoca a una reflexión sobre una persona extraordinaria en el orden político, social, familiar”.

Valadés dijo que para él es un honor que Ruiz Acosta le atribuya a él la idea de hacer el libro, pero aseguró que no es así, que surgió de una plática y que la idea se la deja a él.

Aseguró que el libro es una biografía que era necesaria, con fotos y documentos, y aplaudió el trabajo que se hizo de rescatar los artículos.

Mario Niebla Álvarez recordó que Guillermo Ruiz Gómez nació en San Ignacio, que es un hombre del siglo pasado completo y que vivió 84.

“De San Ignacio salió a los 15 años, se inscribió en el Colegio Civil Rosales y a los 20 años partió a la Ciudad de México”, dijo.

Y en una época en la que no había casi información y la capacidad de movilización era muy reducida, se encargó de asuntos políticos que implicaban moverse por grandes distancias.

Guillermo Ruiz Gómez apoyó la rebelión que encabezó Adolfo de la Huerta, contra Obregón y Calles en varias partes del país, fue secretario particular de Bernardo J Gastélum cuando era subsecretario de educación pública con José Vasconcelos.

A los 24 años participó en la lucha armada y fue un revolucionario y un político que apoyó las causas sociales.

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